El sector de la construcción enfrenta una crisis profunda debido a la paralización de obras y proyectos, provocada por el alza descontrolada de los precios de los materiales. El cemento ha duplicado su costo, mientras que el fierro se ha triplicado, generando un escenario insostenible tanto para las empresas como para los trabajadores del rubro. Esta situación ha puesto en jaque a uno de los sectores clave para el empleo y el desarrollo urbano en el país.
Isidro Quispe, delegado de la Central Obrera Boliviana (COB) por la Federación de la Construcción, expresó su preocupación por la falta de perspectivas de mejora con el nuevo gobierno. Según afirmó, las nuevas autoridades provienen del mismo partido político —el Movimiento Al Socialismo (MAS)— que ha estado en el poder durante los últimos años, lo que genera desconfianza en cuanto a un posible cambio de rumbo.
Quispe enfatizó que la prioridad del nuevo gobierno debería ser la estabilización de la economía nacional, pero se mostró escéptico ante la posibilidad de lograrlo a corto plazo. En su opinión, la continuidad de las políticas que han llevado al sector a este punto crítico hace difícil imaginar una recuperación pronta, lo que podría tener consecuencias graves en el empleo y la inversión en el país.